Nació como una pequeña ciudad medieval, pero cuando Escocia se unió definitivamente a Inglaterra, a principios del siglo XVIII, comenzó a formar parte de un imperio colonial en plena expansión, lo que hizo que su pequeño puerto pesquero creciera hasta convertirse en un gran puerto comercial.
Gracias a este comercio colonial y ciertos adelantos tecnológicos, en Glasgow eclosionó la Revolución Industrial, convirtiéndose en una de las ciudades más importantes del Imperio Británico.
Pero en el siglo XX la ciudad cayó en una profunda decadencia. La población descendió, al mismo tiempo que aumentaba el desempleo. Familias enteras vivían de los subsidios del gobierno y la delincuencia estaba a la orden del día. Pero entonces la historia de Glasgow cambió de nuevo. La historia de Glasgow es una historia de superación y sus habitantes, los Glaswegians, son un pueblo que tiene su origen en emigrantes, gente valiente que en su momento fue capaz de salir al encuentro del futuro, gente capaz de reinventarse una y otra vez para ser la gran ciudad que son en el siglo XXI.